Hoy 30 de septiembre se celebra el Día del Traductor. Se eligió esta fecha por coincidir con la del fallecimiento de San Jerónimo, quién tradujo la Biblia del griego y del hebreo al latín. Su obra se convirtió en el libro más leído de la humanidad y dejó de ser la versión ‘oficial’ de la Iglesia Católica recién en 1979, cuando se publicó la Neovulgata.
Jerónimo aprendió el latín en Roma, donde sirvió al papa Dámaso y luego, cuando ya estaba interesado en traducir la Biblia del hebreo, decidió instalarse en Belén para perfeccionar su dominio de esa lengua. En su momento, sus coetáneos lo criticaron por traducir la Biblia a partir de la versión en hebreo, pero al aprecer -el hecho de acudir al texto original- le permitió detectar una serie de errores en las versiones de la Biblia que circulaban en su tiempo.
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